Tu escape personal, el rincón donde recargas energías y desconectas del mundo. Deseas que sea acogedor y placentero, pero tampoco quieres gastar una fortuna en su amueblado. No obstante, convertir esa segunda vivienda en un depósito de muebles descartados de tu casa principal no es la mejor estrategia. Existen maneras simples de transformarla en un auténtico hogar sin agotar tus recursos, siguiendo las enseñanzas de los expertos.
Cada segunda residencia tiene su propia identidad
Amueblar un apartamento en la playa no es lo mismo que decorar una casita en la montaña. Aunque existen estilos decorativos versátiles que pueden funcionar en diferentes tipos de viviendas, esta regla no siempre se aplica. Por esta razón, antes de embarcarte en el proceso de amueblar tu segunda vivienda, es esencial considerar cuidadosamente qué estilo decorativo se adapta mejor a su entorno, a tus preferencias y a tus necesidades. Ya sea un ambiente rústico, mediterráneo, nórdico o shabby, tu elección debe reflejar la esencia única de tu espacio.
Los Espacios al Aire Libre: Verdaderos Protagonistas
Es muy probable que la terraza o el jardín sean los lugares donde pasas la mayor parte del tiempo en tu segunda residencia o donde realmente deseas relajarte. Por esta razón, estos espacios merecen una atención especial en tu decoración. Optar por muebles de madera o fibras naturales puede crear una atmósfera cálida y acogedora, a la vez que se integran fácilmente en cualquier estilo decorativo que elijas. Si el área al aire libre está expuesta a condiciones adversas, las fibras sintéticas también ofrecen una opción práctica y duradera.
Una táctica recomendable es dividir el espacio al aire libre en distintas zonas funcionales: una para la relajación con un sofá y una mesita, otra destinada al comedor con una mesa extensible y sillas plegables ideales para reuniones familiares o con amigos, y, si las dimensiones lo permiten, una área de relax con cómodas tumbonas para crear un auténtico rincón de descanso estilo chill out en tu terraza. Este enfoque transformará tu terraza o porche en un pequeño paraíso más allá de los límites de tu hogar.
Prioriza la Comodidad
En tu segunda residencia, la abundancia de muebles no es esencial, pero su practicidad y, sobre todo, su comodidad son fundamentales. No obstante, esto no implica que no puedas lograr estancias con un toque elegante y sofisticado.
Opta por mobiliario de diseño sencillo y versátil, que ofrezca funciones múltiples. Por ejemplo, un sofá cama siempre es útil para las visitas, al igual que mesas de centro con espacio de almacenamiento que aportan orden en espacios reducidos.
Existen áreas en las que es recomendable invertir: asegura que los sofás sean confortables y de fácil limpieza, elige camas amplias con colchones de calidad para un descanso óptimo y selecciona mobiliario de jardín bien construido para tus momentos al aire libre.
Sencillez en la Segunda Residencia
Cuando estás de vacaciones, tus necesidades difieren de tu vida cotidiana. Esta consideración es crucial al seleccionar los muebles para tu segunda residencia. Es probable que no desees cocinar tanto, lo que significa que no requerirás una abundancia de utensilios ni una colección de pequeños electrodomésticos, ni siquiera dos juegos de vajilla.
¿Qué implica esto? Podrías considerar prescindir de armarios altos en la cocina. Esto no solo te ahorra dinero en el proceso de amueblamiento, sino también tiempo durante la limpieza.
Este enfoque puede extenderse a toda la casa. Amuebla solo con las piezas necesarias. El estilo puede ser fácilmente logrado mediante la elección cuidadosa de accesorios decorativos (cuadros, espejos, cojines, alfombras, etc.), la incorporación de plantas o mediante lámparas de diseño.
Reutilización y Reciclaje en la Decoración
Al comienzo mencionamos que tu segunda residencia no debería convertirse en un depósito de muebles antiguos. Sin embargo, esta idea puede ser matizada. Siempre hay piezas de calidad que se encuentran en buen estado y pueden ser reutilizadas. No obstante, la meta es lograr una decoración armoniosa, no un caos decorativo con muebles que no armonizan entre sí.
Es posible otorgar una segunda vida a estos muebles y al mismo tiempo crear espacios de buen gusto. No es una tarea complicada. Por ejemplo, con pintura de tiza, puedes transformar esos muebles de la década de los sesenta en piezas de estilo nórdico o romántico verdaderamente atractivas.
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